TE PREPARARÉ UN CAFÉ.

Lonekarma

Mi cuarto inundado está de tu aroma, dulce y penetrante, delicioso, absorbente de mis sentidos, llama fulgurante que enloquece mi deseo.

Cabellos hermosos y suaves caen lentamente sobre mi pecho, y no logro sacar de mi mente el deseo de tocarlos, acariciar tu cabeza hasta que duermas, hasta que quieras, hasta que la distancia que separa nuestras cabezas sean leves milímetros, cara a cara, boca a boca.

Inútilmente trato de concentrarme, la tv encendida muestra imágenes que perdieron el sentido cuando la imagen de tus labios, el toque de tu pierna sobre la mía y la figura de tu cuerpo envolviéndome tomaron posesión de mi imaginación, acompañados del abrazo del que soy preso y del cual no quiero separarme.

Sudamos poco y aun así no queremos separarnos, nos miramos fijamente, la respiración se hace lenta pero fuerte, y un dulce olor emociona mi cerebro y lentamente me acerco a mi meta: un beso tuyo. En mi cabeza nos fundimos lentamente, tú te haces agua, yo me hago piedra y mis manos se hacen tenaza y mariposa, revoloteando sobre tu cuerpo, cual ave de rapiña sobre su presa.

Te atrapo entre mis brazos, me atrapas entre tus piernas. De repente el calor se hace abrazante. ¿Cuándo subió la temperatura? ¿En el momento en que tus manos tocaron mi bragueta?

Mi camisa vuela sin destino, ni cuenta me di cuando se fue. Todo lo que pienso es en ti, solo en ti. No hay destellos de luces, no existe el tiempo ni el espacio, no existe la cama o ese cuarto, solo tú y yo flotando como pétalos de rosas al viento. Tu vestido blanco que me excita, es corto, es coqueto, es el cómplice perfecto para desatar mi hoguera.

Tus labios saben a vodka, a oso de goma, a manzana verde, a deseo ferviente, a corazón latiente, a sexo apasionado. Me besas y me muerdes, te acaricio y me rasguñas. Ataco tu cuello y tus manos mi vientre cuando también en un momento ausente, mi pantalón va en busca de las otras prendas que al calor cobraron vida.

Me agarras con fervor, y añoradamente me tomas la piedra con presteza, ya para entonces no hay nada en mi cabeza más que besar, amar, acariciar, morder, atrapar, comer.

“Te atrapé” te susurro y mi juguetón índice desliza a un lado tu última barrera sin apartar tu vestido blanco; y lenta, pero concienzudamente tu mojado sexo devora mi herramienta, “¿Quién atrapo a quién?” me contestas – Como siempre luchando, competitiva, apasionada, por eso disfruto nuestra afrenta.

Me muevo y te mueves con complicidad nada furtiva, extasiada, llena a tope, rugiendo en silencio, jadeando y sintiendo. Y mis tenazas te aprietan, no te escapas, no te dejo, no me dejas, y el vaivén de las olas de un mar en calma se vuelve tormenta. Tus ojos se abren, tus labios me llenan, tu lengua se asoma, mis dientes te aquejan, tu labio se excita, la piedra más piedra es, tu agua más agua.

El color de tus ojos cambia y tu rostro muestra otra faceta, la de chica sumisa se fue a otro lado, ahora viene la amazona, la tigresa. La lucha no acaba, y tus piernas me atrapan y me tumbas y sin sorpresa me veo bajo tu cuerpo, me cabalgas, me domas, tu corcel indomable, tu pasión entera. El vestido blanco que aun te cubre, se une a la fiesta de mi pantalón y mi camisa y antes de siquiera despegar de la zona ya el temblor seguía, nunca se detuvo. Me devoras con ganas, con deseos reprimidos, como nunca en la vida. Te elevas cual cometa y bajas como lluvia. Te volteo me volteas, somos peregrinos, somos animales, pasamos de dos a cuatro patas del suelo a la pared, y los jadeos y el placer inundan la mente, abunda la locura y más de una vez se alcanza el placer de tu lado y el mío.

Abro mis ojos, aún tengo la ropa y tu aquel vestido, tu panty está intacta, mi cabeza es un nido. Y observo tus ojos y tu hermoso rostro dormido y comprendo la jugarreta que me hicieron en conjunto: la cabeza, tu aroma y mi deseo. Me retiro lentamente a un lado y bajo de la cama para dejarte dormir, para cuidar tu sueño, para evitar que mi piedra se haga más piedra, para evitar ir a la cárcel preso. Si, te deseo pero también te respeto y no tocare de tu cuerpo un cabello si tu así no lo deseas. Y lentamente sentado en el piso y recostado en la pared, me duermo pensando que al levantarme te prepararé un café.

  • Autor: Lonekarma (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 9 de octubre de 2015 a las 00:27
  • Categoría: Amor
  • Lecturas: 54
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