En la rampante noche poderosa
cuando todo reposa,
iluminado por la clara luna,
el llanto de mis ojos importuna
mi vida sin fortuna
porque no estás aquí, mi buena rosa.
Porque no estás. Mis brazos no te acunan.
Mi oda inoportuna
no te alcanza en ondas silenciosas,
aunque de mis palabras amorosas
quizas te llegue alguna
a conmover tu risa luminosa.
Como quejidos de la salamanca
mis palabras navegan incompletas,
como mi voz secreta
que piensa en ti y el corazón me arranca.
Cuando Martí me da su mano franca
junto a la voz de todos los poetas,
con la misma receta,
Yo quiero cultivar mi rosa blanca.
- Autor: Julián Centeya (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 9 de octubre de 2015 a las 11:45
- Categoría: Amor
- Lecturas: 156
Comentarios1
Y bien que la cuiltivas!
Uno se las rebusca, 🙂
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