1-
Me embaucan
los cristales del espejo
con trisadas imágenes
que aún recuerdo.
Recónditos estrechos
donde el amor vivía en mis manos.
Blandos arrecifes golpeaban tu sangre
con mi sangre.
La ruda tempestad oceánica
abría tinieblas que aclaraban con tu nombre.
Dulce primavera en destello,
en el curso de azules estrellas
la noche tiene la sencillez
resoluta de la ternura.
Cuantos labios transitaron
antes de tus labios,
se minimizaron perfumando mi boca,
más no sembraron señal alguna
que trepe tu aroma a frescas margaritas.
Pétreas decisiones al golpe del martillo,
en el desvarío del camino
la resurrección de tu huella
en este cuerpo clandestino,
donde estelas de fuego trae la recia tarde
bordando mis labios con hilo de tu estambre.
Todos los derechos registrados en Safe Creative y Word Press Poetry
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2 - UNA NUEVA FLOR
Salía de un inmenso y lúgubre cemento
de nombre hospital/
Había transitado el signo del coma,
mi cuerpo como descapotada calesa
entre los metales de una móvil silla
de cuatro ruedas avejentadas
bajando el mosaico del umbral/
Entonces creía que el cariño de la mano
había sepultado su rencor.
Quise narrarle a tus dobles oídos
el dolor de mis prados en la espalda,
el retumbar de mi mente estrellada,
el aguijón que en mis pies hizo morada,
el cielo del blanco yeso
y mi vigilia de cama anclada/
Sin mas espera que tu llegada me pregunté?...
¿Vendré aquí en regreso a renovar
el sentido del antifaz de la muerte conocida?
¿Del otro lado de la reja
estarán sus pies de raíces iluminadas?
Obtuve la paciencia del atrasado reloj
pero mi latido sonaba a muelle abandonado/
Fue entonces que te bajé de la colosal montaña azul
y regresé tu estatua de trapo
al inestable mosaico de los mortales/
Fuiste llama que encendía mis hogares,
pero entre los fuertes vientos me arrojaste
como un pabilo de cera apagado/
Olvidé tus dos copas de frente.
Olvidé tu palabra con semblante y
Olvidé el deleite de tu ojo encontrado/
El tiempo trajo su nueva suplencia
en un rumor de súbito paso,
una azarosa emergencia de encuentro/
¡Una flor!...
Una flor que no se partía contra mis muros
ni olía a tus jardines olvidados/
Una flor que mi mundo ignoraba/
Un nombre que tu voz desconocía/
Venia de lejos...
De…..
Nunca pregunté su origen de alhelíes
ni su rumbo de esparcida violeta/
Le conté a un solo oído mi fractura encolumnada,
ella estableció en su cuello
la flexible sonrisa del girasol y
apoyó su verde cabeza de espiga acariciada/
Yo estaba erguido de aspecto
como maizales rectos elaborando su fruto,
mi interior llevaba la maca de la uva maltratada/
Era el canto tísico de la sustancia sajada
cubierto de parches pelosos sin sonido/
Ella traía sus propios golpes
con música a flamenco llorado
y los nuevos hilos negros
en su pelo a clavel de odio olvidado/
En sus manos azules traía la marea compartida,
su uña fuerte partía la calada manzana
y en un infinitivo sin despedida
estableció sus potencias en mi corazón aliviado/
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- Autor: RICARDO ALVAREZ ( Offline)
- Publicado: 10 de octubre de 2015 a las 01:16
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 18
- Usuarios favoritos de este poema: Claro de Luna
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