Mátame tan despacio
como “no” he muerto.
En silencio
surgen de tu boca seres sibilinos
y eméticos.
No hay honorabilidades en mi cabeza
y no existen medidas en mis dedos.
El cambio -al final-
fue salivar un gozo cáustico
y bailar locamente
frente a los aranceles calcinados
del infierno.
Las reglas del juego siempre son acentuadas
por personas que jamás besaron
un padecimiento común.
Sé que suena sucio e irracional,
pero la razón habita tras un duro fracaso,
al lado de un fanatismo colmado de fuego.
Mátame tan despacio como ya he muerto.
Mi cadáver carcajea y derrocha calcio
ahora que observa tus vanas tentativas
de vida, de muerte…
- Autor: Alexander Vórtice (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 10 de octubre de 2015 a las 05:55
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 67
- Usuarios favoritos de este poema: huertero
Comentarios1
intentando reconstruir el sentido original me subyace irracionalidades...Muy bueno
Muchas gracias, Huertero.
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