Ayer te vi, y al verte,
vibro mi corazón de dicha,
Quise correr tras de ti,
mas fue imposible,
¡maldito orgullo que a mi alma asiste!
Solo vi tu rostro, agobiada y triste
Caminabas cabizbaja e impasible…
Reflejando en tu faz la cruel desdicha.
Oh, primavera de mis días,
Alma de mi alma, vida de mi vida,
Esencia de mi ser, mujer querida,
Cuando volverás para curar la herida
Y a transformar la soledad en alegrías.
Cuando vendrás para gritarle al mundo
Tu dolor y mi dolor, amada mía,
El nos perdió en este lodazal inmundo
Dejando en nuestras bocas la sequia
De un verano cruel que ahora nos guía.
El solo es el culpable pues se opuso,
Al quebrar nuestro amor a dentelladas,
Con saña en nuestros sueños se interpuso
Dejando al corazón en llamaradas.
¿Porqué nacimos con el cruel designio
De errar hasta la muerte, loco sino?
Si el espíritu clama con delirio
Mas el cuerpo se aferra a su destino.
- Autor: ESSAU (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 13 de octubre de 2015 a las 14:43
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 87
- Usuarios favoritos de este poema: Ringo Stax, Jorge H. Ramirez, Rosalways
Comentarios2
Buenos versos de muy grata lectura.
Saludos.
Triste y melancólico dolor el de la ausencia. Un placer leer tan sentidos versos.
Un abrazo.
Saludos
Rosa María
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