El silencio de un grito...

Siento el alma secuestrada por el cuerpo...,

refugiada en un borde frágil al abismo...,

entre toda una gamma de ruidos psicóticos
retorciendo la lengua y la médula
arrojada a los sismos mentales
que desgarran la realidad en emociones
distorsionando el equilibrio
en bipolaridades del tiempo
en lágrimas sanguíneas y otras...,

absueltas en la melancolía
de un cielo frágil quebrándose 
de a poco en ese rechinar caliente
que funde mi pecho con la soledad...,

y entre una guerra interminable
entre los espectros y las sombras
que derraman sus ausencias
entre huellas de mi piel
y el tacto arrojado
al silencio de mi boca
anclada al frío pavoroso
del contexto de asfalto
donde me he quedado detenido,
esperando el viaje -que no ha llegado-

en esta distancia donde me siento
sin estar, recogiendo las articulaciones
de un libertinaje, deformando la realidad,
en una exaltación expresiva
me dejo llevar por el desahogó
perturbando la tranquilidad
de una onda expansiva
ante el plagio de la miseria
ante mi expresión incauta
por el contexto miserable
de la realidad, enlace
coherente con mi intimidad
que se va desnudando
por el recuerdo, y el tañer
de la retina quebrada;

aguantando el dolor,
la tristeza, la asfixia
en un instante aletargado
torcido y deforme...,

así como mis ganas de gritar...,

así como mis ganas de librarme
de ésta jaula que tristemente
exprime al ave de la libertad
en un cautiverio emocional...,

disecando las ganas de volar...,

de sentir, de hablar, de habitar,
vivir la realidad-