Arrastrabas tu carro cual bípedo caballo
salvando de las ruinas el papel y el cartón,
¡Si te vieran ahora los patriotas de Mayo,
capaz que se arrepienten de la Revolución!
El milenio comienza, tu esperanza termina.
Desolación, miseria, pobreza, alrededor.
Hasta aquí te ha llevado, promisoria Argentina,
la voraz avaricia del infame traidor.
Al menos, en el tacho de sobras del McDonald
rescataste hamburguesas, pan, lechuga y ají.
No te olvides que en casa te espera la señora,
y también las dos nenas, el viejo y el gurí.
Han reducido a escombros esta tierra fecunda,
pero de las cenizas tendremos que surgir.
Tal vez esté en el fondo de la Patria profunda
ese hombre que, esperamos, nos pueda conducir.
Te echaron de la Plaza. Diciembre veintiuno.
A algunos los mataron, nomás por protestar.
Así se despedían del año dos mil uno.
Por mucho que repriman, ¡no nos harán callar!
- Autor: Julián Centeya (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 16 de octubre de 2015 a las 00:07
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 34
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