Camino una ciudad de sombras.

Mi cuarto oprime cada rincón de mi pecho,

Siento el corazón a mil leguas bajo el mar.

 Segundo a segundo crece aquella incomodidad orgánica frente a lo que me rodea,

Conservo mi  refugio llamado poesía,

Pero se queda chico cada vez que crece el hastió general  por esta ciudad, por esta sociedad.

Salgo a caminar una ciudad de sombras a plena luz del día,

Respirando el hedor social que calcina mis bronquios, que seca mi espíritu.

Las calles se escurren en grises monocromáticos,

Los edificios se comprimen robando el poco azul que queda de un cielo que se ha ido secando.

Miro al suelo para encontrar consuelo en el asfalto,

Pero este solo habla un lenguaje de uso desgastado.

Las esquinas roban un poco de mi desgastada alma,

Quedan atrapas pequeñas  esquirlas en trampas de melancolía,

(Malditas trampas,abundan como putas en el centro de este antro)..

Creo que muero un poco a cada paso,

Que respiro un poco menos de aire en cada expansión de mis costillas.

Camino una ciudad de sombras,

De recuerdos amargos que dibujan futuros marchitos,

Camino para no ahogarme con el hastió general al mundo,

Camino una ciudad de sombras,

De lujuria y falta de pasión.

Des-humanizada hasta los huesos,

Con billetes crucificados donde alguna vez estuvo martillado algún dios,

Camino una ciudad de sombras,

Llena de gente que cree tener algún color.

Camino una ciudad de sombras,

Perseguido por fantasmas de humo,

Camino y no me detengo,

Siempre en movimiento para no sentir la muerte que llevo dentro.