Valparaíso en la luz
No habrá foto de ti, Valparaíso,
en que tu mar se quede quieto y simple,
en que tus cerros vayan a ordenarse
y tus niños a esconder la pobreza en la que juegan,
no habrá esquinas en ti, Valparaíso,
que no griten tu nombre cual gaviotas,
que no mezclen tus calles con tus peces
ni tu tristeza azul con tus altos ascensores.
Y es que todo es amor, Valparaíso,
en ti todo es amor, la lejanía
el beso o el regreso, la distancia,
la nube o las esperas en el muelle,
los barcos que te traen sus recuerdos
desde el remoto mundo al que los mandas,
tu corona de luces en la noche
en que duermes, apenas destronada,
cargando esos diamantes como esquirlas,
apretando en tus huesos esos vidrios
de la botella rota del borracho,
de la ventana rota de tu casa,
del sueño que se escapa y que liberas
porque no puedes más de amor ni de pobreza,
Valparaíso, no dejes que exhiban
tus olas como a un muerto, no dejes
que se tomen sus retratos cual si fueras
sólo un paisaje más, como si fueras
apenas comentario o un destino
obligado de una lista en que te archivan.
Que te amen o que te odien, que se vayan
los que no te comprenden ni te miran,
los que no se han perdido entre tus calles
buscando direcciones que sólo el viento sabe,
aquí regresaré, Valparaíso,
porque nunca me fui desde que vine,
desde que manchaste el corazón con tu ternura
y me abrace a tu arena, a tu niebla, a tus pescados,
a todo tu temor de niña buena,
de pobre pescador que igual sonríe
que igual levanta tus torres en su frente
y enseña a palpitar al mismo mar tan quieto,
y enseña a caminar al mismo hombre dormido.
Vendrás, Valparaíso, nos hundiremos todos
para bañarnos y lavar tanta miseria humana,
para colgar y secar tus desventuras
y luego renacer en una tarde de domingo,
en una simple flor que brota en uno de tus cerros
y que guarda la sal con que me besas en la boca,
con que todos te besan, te abrazan y te olvidan.
No habrá olvido de ti, Valparaíso,
y es que tu simple voz rueda en la noche,
buscando ese lugar en que los sueños se marchitan
sólo para volver en la red de tus marinos,
sólo para cantar en la verdad de tus misterios
y sólo para arder en la libertad de toda tu alma,
es decir de tu gente, que calladamente te honra
te salva y te bendice, te trae entre los huesos
y no te dejará venderte en los mercados
y no permitirá que un nuevo invierno venga
sin que tengas un pan, una canción, una cocina
en la que cantarás como por siempre ya lo has hecho
y en la que servirás un nuevo plato de esperanzas
o de pescado frito, listo ya para el almuerzo,
nacido de tu amor y en la alegría
de tu propio mundo maternal y material, Valparaíso.
http://fuerteyfeliz.bligoo.cl/
16 10 15
- Autor: Óscar Pérez (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 17 de octubre de 2015 a las 10:24
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 43
Comentarios1
Bellamente escrito, poeticamente elaborado; es un poema que se disfruta en su integridad y que emociona.
Saludos
Guillermo
Un honor, Guillermo, mis saludos fraternos para ti.-
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