Siento en lo más profundo
algo que no sabría darle nombre.
Sería poco darle el nombre de tristeza,
de pena, de nostalgia
a un dolor tan profundo como el mío.
Fuera de la ventana
cae la lluvia, truena el cielo oscuro
como reproduciendo mi dolor,
como si compartiese mi desdicha.
Mi gato ronronea y se me acerca:
sabe que es mi cumpleaños,
que se celebra un año más en casa.
Un año más de vida, un año más…
De pronto cesa el llanto de la noche.
¡Oh, siento en lo profundo
algo que no sabría darle nombre!
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