En esa fina línea roja,
donde cohabitan los polos opuestos,
sentí desvanecer
y al corazón brindar,
por última vez.
Sentí dormir bajo el cielo de nunca jamás
y al adiós entrar sin llamar.
Todo lo que más quería,
era volver a nacer.
En esa fina línea roja,
donde cohabitan los polos opuestos,
sentí desvanecer
y al corazón brindar,
por última vez.
Sentí dormir bajo el cielo de nunca jamás
y al adiós entrar sin llamar.
Todo lo que más quería,
era volver a nacer.
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