Incontables veces la ira dominaba,
en egoísmo, nos permitimos sucumbir,
nuestros corazones altivos y altaneros,
hacían; al amor sufrir.
Olvidaste mis sentimientos,
desdeñaste que también sufría,
y yo recordando a cada peripeque,
tus errores y tus mentiras.
Con razón justa la víctima era yo,
en mi defensa, con mi orgullo te lapidaba;
oscurecíamos los momentos de calor,
no avizorábamos, lo que nos mataba.
Debimos perdonar todas las faltas,
dejar a un lado tanto rencor,
dar la bienvenida nuevamente,
al erotismo, al amor.
Desgastadas están nuestras almas,
la memoria sangrante queda,
piden a gritos una tregua,
para que el amor ya no muera.
No supimos entender y detenernos,
no permitimos nuestras almas sanar,
y ahora que entiendo nuestro error falas,
yo me alejo y tú te vas.
No importa buscar un culpable,
no se precisa hacer algo más,
ahora solamente queda,
esperar el alba y continuar.
- Autor: Lj Rincones (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 26 de octubre de 2015 a las 00:47
- Comentario del autor sobre el poema: Disponer el corazón para dar y recibir perdón único liberador del alma.
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 36
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