Partió hacia los montes alados,
a las colinas de espesura, al verdor de su nación.
Insolado por la travesía rutinaria,
demacrado en la perplejidad del recuerdo,
detonante de vastas llamaradas de dolor.
Sumergido en la resignación
de lo que soñaba ayer pero no lo que esperaba hoy.
El fulgor arrolla en cada ocasión
la sonrisa del fruto de la pasión
sin importar el retrato onírico
de algo que puede no permitir reincidencia.
En los pasos continuos el destino se bifurca
aguardando un ápice de valentía
o la cobardía conocida.
Continúan cabalgando en las sombras
herejes con mas precisión que compasión.
Conmemorar la enseña del desierto
o el catre sobrecargado de miradas
era la dicotomía que no dilucidaba.
Llorar, reír, abstraerse
en la constante epifanía de su vida,
solo afanaba el día,
quedaba la noche, quedaba el mañana,
donde la incertidumbre siempre calaba.
- Autor: Alejandro Vs ( Offline)
- Publicado: 30 de octubre de 2015 a las 12:01
- Categoría: Amor
- Lecturas: 122
- Usuarios favoritos de este poema: nelida moni, Jorge H. Ramirez
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