RETRATO DE UN FRACASADO

RETRATO DE UN FRACASADO

En el imparcial balance de mis días ya vividos,

me encuentro revisando mis múltiples éxitos y derrotas...

quizás haya mucho más de éstas que mis triunfos corroídos,

los que fueron obtenidos con sudar y con sangrar, de gota en gota.

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He llorado, maldecido y apretado, muchas veces, los dientes, enfurecido,

por haberme encontrado con cien mil reveses, como un perdedor frustrado;

me demoré demasiado hasta darme cuenta que mis enojos fueron tiempo perdido,

ya que mis derrotas y percances solo fueron instructivos ¡para ser un ganador iluminado!

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Y ahora, tras las duras enseñanzas que dan los años y en todo lo que nos queda de la vida,

aprenderemos que las dramáticas caídas son solo victoriosos triunfos, bien disimulados;

que nuestras derrotas no son derrotas sino, apenas, apreciadas sabidurías adquiridas

y que, de ahora en más, todos serán nuestros triunfos, a largo plazo, ¡bien logrados!

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A veces pienso, reflexiono, cuando dicen que poseo una inteligencia "mal pagada",

que yo debería estar en otro nivel más alto, ser más estimado y más aprovechado;

y escucho muy paciente cuando me adjudican "EGO" en opiniones "calificadas"

pero hago caso omiso de ellas y sigo aprendiendo de mis errores, obsesionado.

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Quizás me equivoque en aceptar vivir como un ser terco, mediocre y desconocido,

un escritor ignorado, un constructor de sueños inofensivo, un fantasioso ilusionado,

pero siento que soy feliz sin ser trascendente, apenas un humano, en el Cosmos, perdido,

en medio de una maraña de infiernos, de envidias, de inconsciencias y de sueños apagados.

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Eduardo Faucheux

18-02-2016