Ayer le pedía a Dios, hincado hasta de rodillas,
Que me ayudara a olvidarte, porque ya no puedo más;
Te me aferraste a mi alma, como raíz muy profunda,
Que no le importa hundirse por algún lado germina .
Yo se que murmuraran tal vez los que nos conocen,
Pensando en que me envolvieron tus encantos de mujer;
Al diablo, si lo quieren ver, sólo a mi eso me importa,
Y ante el cielo he de jurarlo, como a ti, no he amado a otra.
Me enamoré como un perro, de esos que llaman realengos,
Y su ladrar no es en vano y si por lo que advirtieron;
Mas mi visión fuiste tú , tu dulzura de mujer,
Y yo sigo siendo un hombre que sabe lo que es querer.
Así fuiste ese ser que llegó a mi corazón,
Con tanto y tanto amor que desprenderte no puedo;
Mejor prefiero estar muerto, que preferir olvidarte,
Y hasta en sueño he de llamarte, y te busco y no te encuentro.
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José Miguel (chemiguel) Pérez Amézquita
- Autor: José Miguel Pérez Amézquita (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 1 de noviembre de 2015 a las 00:59
- Categoría: Amor
- Lecturas: 103
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