In memoriam
Reposando su cuerpo frío, inerte,
cual un sueño apacible, verdadero,
lacerada la piel por el madero,
imagen pavorosa de la muerte.
Variado comentario al convencerte
convirtieron la estancia en hervidero,
murmullos candorosos del severo
dilema desdichado de la suerte.
Sorda la introversión, banales fueron,
piadoso nexo de feligresía,
elocuente sofisma que blandieron
con graves alegatos, su valía;
recusables sollozos propinaron
en repulsivo trance, hipocresía.
Poemas de Camilo*
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- Autor: Poemas de Camilo (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 2 de noviembre de 2015 a las 06:37
- Comentario del autor sobre el poema: En memoria, en recuerdo de nuestros difuntos. _ La piedad respetuosa que los primeros cristianos sintieron hacia los muertos se manifestaba ya en el momento de expirar: lavaban el cuerpo perfumándoles, al tiempo, les cerraban los ojos y la boca, como para quitar a la muerte lo que tiene de horroroso y para darle la apariencia del sueño tranquilo. _ Hoy día por razones de higiene están los tanatorios, donde se reúnen familiares y allegados para acompañar al difunto en los últimos momentos, divagando y ponderando sentimientos en silentes murmullos: “Qué bueno era”. _ Dios me libre del día de las alabanzas, aprendí de mi padre. Porque una cosa es la vida y otra cosa muy distinta es la muerte.
- Categoría: Fecha especial
- Lecturas: 82
Comentarios2
Mucha verdad en sus letras Camilo, los funerales se han convertido un un lugar donde se reúnen algunas amistades, familiares y muchos curiosos, llamados por el misterio y el temor que aun la muerte despierta en los humanos. Los tiempos parecen haber endurecido el alma, y aunque el sentir esta dentro de cada quien, es despego por los que partieron a veces es evidente.
Un cordial saludo, feliz tarde, Alex.
stimado comentario de Alexandra L:
Como alegato te expongo un poema de Rosalía de Castro, que incide en la tendencia de la vida con respecto al comportamiento de algunos que se dicen buenos y como se comportan ante la muerte:
Todas las campanas con eco pausado
doblaron a muerto:
Las de la basílica, las de las iglesias,
las de los conventos.
Desde el alba hasta entrada la noche
no cesó el funeral clamoreo.
¡Qué pompa! ¡Qué lujo!
¡Qué fausto! ¡Qué entierro!
Pero no hubo nin adioses ni lágrimas,
ni suspiros en torno del féretro...
¡Grandes voces sí que hubo! Y cantáronle
cuando le enterraron, un requien soberbio.
Es la voz del supuesto puritano, oligarca desmesurado...
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