Hoy quiero darte un café.
Quiero que bebas de esa sustancia
que es de mí
y que de mí te ha gustado.
Ese que llama al insomnio
y los transforma en más
tiempo a mi lado.
Quiero que tomes un café
y te deleites al saborearlo
así amargo.
Tómalo sin azúcar como nace,
como se ha movido dentro de ti.
Sé que a veces se ha quemado tu lengua
y su sabor se ha difuminado.
Sé que tu concentración cambia
cuando te posee su esencia.
Pero quiero que tomes este café de mí
en cualquier lado donde estés:
Frío si estás lejos, caliente si
estás cerca.
Entra en esa taza que lo tiene
y deja afuera tu ropaje.
Entra profundo en la taza con tu mirada
y no temas a lo que, en el fondo,
escriba el futuro vacío de café.
Despierta al mundo y llora un poco,
luego vuelve a caer en el pesado sueño.
Pero aún despierta no dejes de soñar
con ese café mío que te doy.
Ni por un instante de vino,
ni por una copa de whiskey,
ni por el furor del aguardiente…
No, nunca olvides el café oscuro
que en las noches te estremece.
Quiero que tomes una taza de café
y entre en ti como cada palabra,
cada enseñanza de tu lenguaje,
cada momento inolvidable.
Toma una taza de café y
recuerda mis ojos que siempre han de amarte.
- Autor: Asherom (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 3 de noviembre de 2015 a las 20:03
- Comentario del autor sobre el poema: La mirada es una herramienta importante en cada conquista y aún más en mantener viva la llama.
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 90
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