¡Oh! Que de aguantarse pasa luego a hacerse,
Desde mi vejiga hasta la cabina,
Que puede explayarse, en la taza verterse,
Alivia el río en que fluye la orina.
Qué noble pararse, con la trompa fina,
Y no reprimirse, para no perderse,
Que baje del río hasta la colina,
Después de un rato de tanto abstenerse.
Desde el lozano bulto,
Se alegra el fluido,
¡Oh! Personal culto.
Que no cabe ruido,
Es sinfonía, indulto,
Canta el señor caído.
- Autor: Apolo (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 4 de noviembre de 2015 a las 01:03
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 1917
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