Yo me senté a llorar frente a la puerta
a ver si algún momento tú la abrías,
una hora pasó y otra hora muerta,
mientras yo, vigilante, estaba alerta
y tú, incomprensible, no salías.
No entré hasta tu dintel, no me atrevía,
en su entorno la calle era desierta,
ni una rama de un árbol se movía,
dudé si en arrojarme a algún tranvía
pero mi alma insistía estar despierta.
Y fue pasando así día tras día
y una semana , un mes e incluso años,
terco siempre apostando en la porfía,
confiando apareciera la alegría,
de esperanza repleto y desengaños.
Y harto ya de esperar me eché la siesta
cuando el sol más se expone al mediodía
y más profundo daba allí en mi testa,
tesitura de duda tan siniestra,
aunque un ojo despierto mantenía,
Y al fin reflexioné, sin darme cuenta
el tiempo que en la espera yo perdía,
percibí como amainaba la tormenta
y en esta dilación vil e incruenta
no pude más decir y me moría.
©donaciano bueno
- Autor: donbuendon (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 11 de enero de 2016 a las 04:15
- Comentario del autor sobre el poema: Hay esperas que no merecen la pena, que son tiempo perdido. Y al final, cuando te das cuenta, ya no tiene solución,
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 40
- Usuarios favoritos de este poema: Fantasma de Nadie, Armando Luna Pineda, El Hombre de la Rosa, Lebusla
Comentarios3
Magnífico quinteto, Donaciano.
Esperar hasta perder la esperanza , es condición humana. Ni siquiera cuando la razón nos advierte de nuestro error, los más tercos, somos capaces de dejar de esperar.
Un saludo, poeta
En realidad, la espera siempre es una pérdida del tiempo, lo que la hace diferente es si ésta tiene o no recompensa y es proporcional a la misma.
Pura filosofía, nada más.
Un abrazo
Muy hermoso tu genial poema amigo Donaciano...
Un placer leerlo...
Saludos de amistad...
El Hombre de la Rosa
Muchas gracias.
Un abrazo
Hermosa disertación sobre "la espera", estado en el cual nos volvemos vulnerables a la nostalgia, a la tristeza y a la inseguridad acerca de lo que esperamos. Solo la fe en ello nos da la perseverancia.
Un abrazo.
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