Tibia tarde de nubes de coral,
velos de viento atavío del cabello.
El horizonte separa el agua del cielo
esgrimiendo pensamientos postreros.
Allí, tendida y enmudecida
me abandono sumisa a la voz
súbita que habla a mi interior.
El lecho es de arena y sal
de sal es la lágrima que resbala
recorre la mejilla y se une al mar.
Desecho sueños obstinados
impertinentes en la quietud del cuerpo.
La paz, cercana y victoriosa,
anuncia el fatal instante que espero.
El ocaso compasivo me recibe,
escenario perfecto del último acto,
observo el vuelo del ave tardía
que lleva en sus alas mi último aliento,
manto nocturno que cubre el cielo.
Al fin la muerte
embelesada con la arena
que cubre la espalda
aterida silueta sobre la playa,
taciturna muerte sin sepulcro
carne y huesos sin alma.
MKHH
derechos reservados
- Autor: marckory (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 6 de noviembre de 2015 a las 14:33
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 52
Comentarios1
Rico poema, rico en imágenes y formas, y aquel sentimiento sufriendo escalando hacia abajo, creo que seguiré leyendote, felicidades
Samuel Soto
Gracias, así sea, te abrazo.
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