Idiota, poeta y viceversa.

Que parezco poeta,
que las letras nacen entre mis nudillos
y se escurren hasta llegar
a la frialdad del folio.

Cuentan que mi soledad
me ha hecho amante de filosos versos.

Que encerrado, desangro mis manos
y extraigo mis ojos.

Que mi canto no es suave, quizá amargo,
tanto que podría invocar docenas de besos,
esos que existen perdidos en el viento
sin dueño.

Que manchan mis ojos noches sin sueño
y bolígrafos desconsolados ensucian mis dedos.

Entre dientes, al mirarme
comentan que la tristeza
a hecho más grande mi sombra
y que tu nombre cae a gotas en cada saludo.

Cómo explicarles
que mi oficio no es la poesía
que solo apuesto años de mi vida
con el viento por que te extraño.

Miedo que mi nombre olvides
y que las promesas nunca termines.

Temor que un día al levantarme
no sepa como decir te quiero, si no es con esto.

Que parezco poeta,
de esos abandonados a los que nadie lee
aquellos que tienen en cada canción
un mal de amor.

Pero no parezco...

Ellos son los que no te han visto
no te han soñado.

No han escuchado tu voz
cuando finges un susurro y me dices "te quiero" .

Ellos son los que no te han imaginado,
no les has arrebatado el sueño.

No conocen tus ojos y tu mágica forma
de utilizarlos.

No han desabrochado sus deseos
al mirar tu crespo cabello.

No te han visto.

Eres una desconocida, que ha embriagado
al animal que me devora por dentro.

Que tiene el truco perfecto
para enamorar hasta mis miedos.

Una extraña que convierte idiotas en poetas
y viceversa.

Tal vez lo parezca.

Y tal vez estas letras nacen entre mis nudillos,
pero les prometo que un día escurrirán
de mis manos hasta encontrar
la calidez de sus labios.