Mira mi colección de pieles, mira estos desmembrados,
¿acaso no soy un carnívoro?,
¿acaso no soy tu dueño fluido?
y tu serás mi presa y mi agrado será tu comida
(Vísteme con sedas)
Seré parte de tu colección, fantasía y animalejo de corral.
(Vísteme del reflejo de tu patria)
infame, o arrepentida se inflame cualquier existir
- Tus ojos revelan tristeza agónica, se marcha.
Las nubes posan para convertirse en bombones celestes y la tenue luz refleja una mano que concentra todo su cariño en su palma y acaricia el chapoteo la sangre en las venas, la dulzura se regala y el hambriento lo recibe, la plasmada dicha del paraíso laberintico, ese laberinto palpitante de deseos descubiertos, y goces pictóricos, peligros, no sabrás quien es tu adversario.
La señal de la transgresión lo forma tu contrincante, la competencia que refleja la península de la que dices era tu propiedad; el ser que quieres, o el baño sentimental para quitarte la oscuridad que baña tu trémula carne.
La biología del no retorno: para el amor no basta decirlo, mi corazón es un muerto en la carretera desparramado por la cera.
He visto como una pluma puede desencadenar una revolución y las harpías y tritones son ofrecidos dentro de un menú azulajado.
- Autor: Alejandro Abracxas (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 7 de noviembre de 2015 a las 03:59
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 49
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