Sólo quise nadar el agua fría
por ver del iceberg su porción secreta
y me inundó tu identidad inquieta,
tu dulce melodía,
tu lúcida pasión y tu energía.
Y atinó tu saeta,
con magia de dulzura y simpatía,
el alma del poeta
que esta tarde te escribe esta poesía.
No sé de qué manera,
no sé la circunstancia ni el momento,
tu imagen de quimera
que monopolizó mi pensamiento
se volvió mi alegría, mi contento,
cuando te ve llegar, cuando te espera,
cuando actuás como dulce consejera
o en esos ratos de entretenimiento.
Syrena compañera,
gracias por todos estos sentimientos,
por ser mi primavera,
y por sentir lo mismo que yo siento.
- Autor: Julián Centeya (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 7 de noviembre de 2015 a las 18:26
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 76
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