La noche me invade
como un mar obligado buscando su orilla.
De lo más pesado de la memoria,
de las australes sombras,
hasta la parte más indefensa de mi corazón,
la noche,
con sus cruzas de aves silvestres, levantó el verano,
y fue polvo, fascinación de un rito inacabado y antiguo.
Pienso en su encierro total hasta que el alba regresa,
en su impiedad con los hombres que mueren cuando refleja su reino
entre múltiples estrellas,
en sus ojos desbaratando mis ojos como dos grandes líneas de fuga.
Ahora,
ella baja nocturnamente,
y me condena a jugadas tercamente hechas,
a un final impredecible.
G.C.
Direc.Nac.del Derecho de autor
- Autor: GuillermoO (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 12 de noviembre de 2015 a las 06:01
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 38
- Usuarios favoritos de este poema: Samuel Soto, JesusGodoy76
Comentarios2
Un buen poema, lleno de imágenes y elegante expresividad.
Saludos, poeta.
Ringo
Muy atento, amigo Ringo, y muchas gracias por ello.
Saludos
Guillermo
Intenso y hermoso.
Grata lectura siempre la que nos regalas Guillermo, amigo y hermano.
Kavi
Hola Kavi:
agradecido, como siempre, por tus gratas visitas.
abrazo
Guilllermo
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.