Los hombres excluidos

Somos los hombres indefendibles,
Los excluidos.
Aquellos hombres ,
que andan distantes de los otros,
sobre cortantes virutas,
! de tan duras y doradas!
CEGADORAS.
Caminamos en raíles circulares amarillentos,
en un valle seco y roto.
Bajo la noria.
donde retumban de los cielos,
truenos y yunques.

Vednos pasar hombres incluidos,
distantes como estrellas,
defensores de un destino,
que terminará siendo nuestro.
Alimentados sin vigor de órganos muertos,
vestidos de despojos,
inclinados sobre los charcos,
donde reposan nuestros labios,

como gorriones.

Cuerpos como troncos huecos,
que se parten cuando hablan.
Caen sin sentido,
sin que nadie lo escuche,
en medio del valle seco y roto.
-Ay- de su defensa.
Si la tuvieran,
Los indefensos.
Los excluidos.
Caería la mascara del lenguaje.
Nos desvestiría de toda vergüenza pasada,
y las cortes caerían como higos maduros
con toda su tropa de águilas de madera.
Ahogados caracoles,
en aguas de acequias somnolientas,
hundida con las ciencias, las artes y la espada.
El viento y la lluvia hablarían,
dulces como una flauta.
Las piedras se transformarían,
en un ser lleno de conciencia.
Y la vida sería larga y nuestra:
Los indefendibles,
los excluidos.

Angelillo de Uixó.