Azul contra azul

Azul contra azul

A los inventores de la nada,

se les quedo abierta la puerta del futuro,

por ella ya vendremos, cuando el sueño

del justo sea al fin la realidad de los que lo honran,

por ella pasaremos rumbo al cielo,

aunque esta tierra es fértil y nos basta con sus alas,

con sus pequeños ríos de pueblos y ternuras,

con su gran libertad de no aceptar nunca el engaño.

A los que vaticinan el colapso,

les damos la noticia de que es falso,

aquí nada será sino mejor que antes,

aquí cada dolor debe encontrar la justa cura:

a juicio aquel ladrón que en el palacio metió mano,

a juicio los corruptos que adecuaron el embudo

para llevarse la gran parte, para darnos los despojos,

a juicio el carcamal que prosperó detrás del asesino,

pues su poder es vano si ya vamos por su trono,

si ya pronto llegaremos al meollo del asunto,

allí donde el dolor nos vuelve a diario la memoria

y azul contra azul es la verdad que forjaremos.

A juicio tú también, pequeño delincuente,

no hay nada en el sistema de valores de mi raza

que explique o justifique que robes al vecino,

que tomes lo que no te pertenece,

que creas que, al burlarte del sistema, no te burlas

de todos los que a diario nos partimos

el lomo para hacer mejor la vida.

En ella no hay piedad para dudar del buen mañana

y es que el mañana ya está aquí, ya es parte nuestra,

en cada claridad con que los hombres se comprenden,

en cada libertad con que por fin respira el viento

y aprende a corregir la dirección de sus cometas.

Así que hay que vivir sinceramente, recordando

que de cada derrota una lección viene contigo,

que de cada dolor hay una huella que ilumina

el fresco porvenir que recorremos cada día.

Me quedo con la piel de los que amando se la gastan,

no hay otra soledad que la que vences en un beso

ni mejor confesión que aquella en que todo suceda

para que todo ser al fin mejor y para siempre indestructible.

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