Hoy, que la condena lignaria se ha extraviado,
que el clavo ha cedido a su inexorable natura,
y que la plebe (¿eximida?) ha olvidado
la carne del Hombre, muerta y délfica.
Hoy, que el empíreo ya no pernocta
sino en el viso secreto de una parábola,
y que el tiempo es un desatino (apócrifo)
de treinta monedas de plata y un beso de felonía;
no soy más que un esbozo del fango,
Cautivo de un momento longevo (casi infinito);
clavado a los maderos,
huérfano de memoria,
preso de cuerpo y sien,
de historia, vigilias y espacio,
ahogado en la redundancia.
Interminablemente: crucificado al orbe.
- Autor: Viaf ( Offline)
- Publicado: 12 de noviembre de 2015 a las 18:33
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 31
- Usuarios favoritos de este poema: Edgar Alejandro Romero Vargas
Comentarios2
Hola , me gustó tu poema, tiene mucho simbolismo y me recuerda a alguien.
saludos de Alejandrina.
Muchas gracias! Saludos.
Necesitamos, insisto más poemas así, bueno, me gusto.
Gracias por tu comentario! Saludos.
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