¿Por qué me miras, flor, por qué me miras
tú, tan alegre, feliz, tan sonriente,
si nada sabes de mí y de la gente
solamente habrás podido oír mentiras?
Si cuando hablan de mí sólo son iras,
sospechas o rumor inconsistentes,
habladurías que, maledicentes,
me quieren arrastrar hasta sus piras.
Tú, siempre, tan mimosa e inocente,
tan de felicidad llena y de vida,
no te dejes llevar por la corriente.
Sigue así tan ingenua y comedida
aunque algunos te tilden de indigente,
piensen otros de amor estés bebida.
©donaciano bueno
- Autor: donbuendon (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 19 de enero de 2016 a las 05:14
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 12
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