Parados de espaldas a su portal, en el que un día sonrieron, visualizando sus armas, y tratando de mitigar el miedo,
ese miedo expresado en el rostro de su padre, incertidumbre es su destino inexorable que no se deja vencer con ruegos;
son 4 chiquillos de pie y uno mas cargado en brazos de su madre, era el menor de todos el único que había heredado el lunar
de su padre, son 5 vástagos que en su inocencia aun no saben lo que esta próximo a ocurrir,
La madera cruje a sus espaldas, parece el lugar perfecto, un lugar que nunca será recordado
ni en los libros de historia, menos en un testimonio, jamás en una declaración, su historia nunca será contada
el hijo mayor mira con desconfianza a los hombres que los obligaron a salir de su casa,
mete sus manos en las bolsas del pantalón, y presiona su estomago tratando de acomodarlo,
mientras su boina parece resbalarse de su cabeza, al mismo tiempo su dulce hermana margareth
introduce su pulgar dentro de su boca como respuesta a los desafíos que le esperan, y buscando una
forma de tranquilizarse, ella viste de la misma forma que sus hermanos, presentables como en espera
de una fotografía que nunca llegara, la mayor, rubia como las princesas de cuento, ojos cafés como
ningunos, hipnotizada por el vaivén de los soldados, muestra su mejor rostro; el de un ángel, en ese preciso
momento nicol la otra hija, la que esta esquina opuesta, interroga con una mirada a su hermano tratando de deducir sus gestos,
no son comunes, muestran un grado de insatisfacción, rabia, y a la vez pavor; la tierra debajo de sus pies será
el testigo silencioso de esta escena casi teatral retratada bajo una tarde soleada, es el lienzo perfecto de la desafortuna.
Al siguiente minuto se oye un estruendo rompiendo el silencio, cortando el viento de tajo,
uno a uno caen los cuerpos, la madre aun con su hijo brazos,
ya ninguno tiene pulso, ya ninguno brilla como antes, ya se mimetizaron con el paisaje.
Eso narraba mi abuelo mientras secaba sus lágrimas, y mostraba un rostro melancólico
, ¡no pude hacer nada! exclamo, fueron tratados como parias, al igual que todo abuelo fermentado por los años
Recuperó en un instante la cordura y mostró su mejor rostro con sobriedad,
a lo lejos se ve a alguien venir; es mi hermano, mi abuelo voltea
dejando expuesto el lunar, ese mismo que un día se condensaba con una cabellera castaña
como la paja, ese mismo que mantiene su memoria viva, ese que no permite olvidar y mucho menos perdonar!
- Autor: Carlos Lobo (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 16 de abril de 2009 a las 23:38
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 83
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