Un sollozo lamento, sucumbe la frágil sonrisa
Sonrisa, que es escasa, en esta congoja
El cual solo son rezos, día a día
Pero perecen, entre lágrimas rojas
De rodillas imploran, a los cielos
Entre manos de sangre y piel de fuego
La jaculatoria, de los fieles
Anhelan la paz, entre sus ruegos
Imploran clamor, entre plegarias de inocencia
Y la febril alma, que se quiebra en la atrocidad
Y voces quebradas, imploran clemencia
Ante un acto ciego por el odio infernal
Si tan solo, se escucharan sus rezos
Atenderían aquel auxilio, de la lúgubre penuria
Pero solo son sordos,
con el nectar del rencor en un frío beso
y por una injustificada furia.
Cantos y oraciones, mendigan misericordia
Con manos estiradas reciben escorias
De los que abusan de su humilde pureza
Ante una deidad claman salvación
Con rostros de tristeza y un puro corazón
Esperan ser escuchadas sus plegarias de inocencia
- Autor: Humbero Jaen (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 18 de noviembre de 2015 a las 00:48
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 28
- Usuarios favoritos de este poema: LEONARDO HENRRICY
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