La soledad me come, ronronea
un halo de silencio incandescente,
la bruma en mi lugar se hizo presente
e impide en la distancia que yo vea.
La gente del lugar mirando al frente
avanzan ayudados de una tea,
no precisan otro apoyo en la marea,
luminaria es para ellos suficiente.
La oscuridad me invade el subconsciente,
ellos ven, yo no veo, tienen suerte.
Yo, poeta de la vida y de la muerte
a veces transgresor, algo inconsciente,
trocaría por la suya hoy mi mollera
para creer linchando a mi ceguera.
©donaciano bueno
- Autor: donbuendon (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 31 de enero de 2016 a las 04:29
- Comentario del autor sobre el poema: No hay mayor ciego que el que no quiere ver o mayor sordo que el que no quiere oir. Es seguro que los invidentes tienen un sentido más desarrollado que los demás que les permite ver donde nosotros no llegamos.
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 44
- Usuarios favoritos de este poema: Carmen Ubeda Ferrer, jarablanca, Armando Luna Pineda, Lebusla
Comentarios5
Me ha gustado el tema y la cadencia dinámica de sus versos.
Saludos de
Carmen
Cierto es amigo. Cuando no queremos ver algo, no lo veremos por mas grande que sea. Las personas ciegas, tienen una sensibilidad tan desarrollada que perciben muchas cosas de las que los que vemos ni nos enteramos.
Me encantó volver a leerte.
Un abrazo.
Muy sentido amigo, la emoción invade tu verbo. Me gustó
Tremenda reflexion, felicidades y que tenga un buen dia de mucha bendicion. Amigo poeta.
Buen tema, comprensión e inclusión merecen los ciegos que físicamente no ven, más que compasión, a diferencia de los que viendo se hacen ciegos.
Su poema es una danza acompasada entre vocablos y versos, con un suceso brillante.
Mis saludos, Feliz Domingo
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