Yo no desee nacer en tus manos, fue el destino que lo quiso.
El tiempo va pasando y va dejando rastros blancos en tu cabeza
Esos que si hablaran contaran cuales fueron por mi terquedad,
Mi tontedad, mi sollozo y mi tristeza.
Tu piel quemada por el sol se va cayendo por el peso de la gravedad
Y tus ojos que cada día van mirando de cerca el túnel final de tu vida
Me ven… y yo, yo veo con temor que la prontitud de mi soledad
Se acerca y que con ella llega tu inevitable partida.
Hice míos tus malos humores, tu forma de caminar, la forma de reír…
Hasta la forma en que debe de latir mi corazón.
La forma de mirar a la mujer que te acompaña en cada mañana
Hasta el camino por el que recorren las lágrimas.
Mi casa, que es tu casa y la casa de nuestros mayores recuerdos,
Se va quedando chica. Su interior tiembla…
Los días van dando saltos sobre tu tiempo
A veces se olvidan que te necesito más
Que necesito tus consejos y tus enojos
Tus alegrías, tus juegos…
Del calor de tu cuerpo en medio de los abrazos.
¿A dónde irás cuando debas de partir?
¿Qué les diré a mis hijos que crecerán mientras tú te vas consumiendo en la tierra?
Prefiero dejar de escribir
Antes que verte partir y no ver más tu presencia entera
- Autor: Johan Jurado ( Offline)
- Publicado: 18 de noviembre de 2015 a las 18:19
- Comentario del autor sobre el poema: Este poema se escribió entre llantos ahogados y lagrimas que no salieron. Si a alguien le gusta, deseo lo deje en su corazón.
- Categoría: Triste
- Lecturas: 66
- Usuarios favoritos de este poema: Marc Tellez Gonzalez, Myriam Estrella B, Lissi
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