Asediando el mar,
buscando su obscuro rincón donde yacen
los peces durmientes de la vida,
saltando sobre mentiras inmóviles,
voy hacia tu encuentro,
ahogada en mi mano
una moneda de cobre.
No seré yo quien te halle.
A otros quedará guardada tal tibieza.
Apenas un pedazo de sal entre mis dedos,
una cobertura de magia.
Pero de pronto volver a creer:
en el descampado crece la hierba,
y alguien,
con música infinita,
golpea dulcemente
a mi puerta.
G.C.
Direc. Nac. del Derecho de autor
- Autor: GuillermoO (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 19 de noviembre de 2015 a las 12:06
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 61
- Usuarios favoritos de este poema: Samuel Soto, Urquiza
Comentarios1
enigmática, potente... evoca sentimientos que están gritando el desencanto.... esta muy hermosa...gracias por compartir
Un saludo
LOLA
Lola:
te agradezco la opinion que me das por mi poema.
saludos... y SEGUIREMOS escribiendo.
y un abrazo para Chile, pais que yo amo
(Tengo en mi habitacion un retrato de S. Allende)
Guillermo
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