Estoy en este sitio que apenas se sostiene de mí.

Estoy en este sitio que apenas sí,

y eso hay es ya mucho así decir,

se sostiene de mí en sí,
que hecha a mí y fuera de mí su furia descollante de aluminio,
y que me aqueja al grado de pensar por la que es y no es,
que se tiene apenas en la ternura de mi oído sordo,
en la punta de mi mano que hace y no hace,
tiempo muerto de una vida no nacida.
Y yo me digo, será que es así la vida mía?
tan gigante hormiga anda en mi cabeza
de tanta diminuta elefantada, 
tan sutil en su no saber qué hacer...?

Yo no sé,

maldita humanidad...

Cazadora esta de elefantes,

pisadora de hormigas gigantescas,
hacedora de lobos abrazados 
que trabajan con mal rigor en fraude.
Ay, maldita labor de vivir sí,

enfraudado tanto así en los demás;
un niño andando piececitos de oro,
llevado a la brava por su madre a estudiar...

Y teje y teje así el futuro abrigo,
madre lobo dice: hay que estudiar.

Y ese hay es el cascarón de un huevo
que se quiebra en fiera,
enclavado en los colmillos del saber,
savia amarga del veneno del amor,
sabia amarga.

Hiel materna 
que a fuerza engulle
en su estomaguito de papel.

Para qué nació ese niño...?

Es tan pesado ese tonelaje en ese sitio en mí...
tan amarga la cuna de ese niño,
tan indagadora...

Ese vaivén me deja sin palabras...

Nos mecemos al mudo ritmo de un:
no quiero ir a estudiar mamá mamá...

Y hoy yo me pregunto...
para eso es morimos tanto...?
para morir y nada más...?
a eso vienen los niños de este mundo...?

Por eso estoy en este sitio que apenas se sostiene de mí,
que hecha a mí y fuera de mí su furia descollante de aluminio,
y que me aqueja al grado de pensar por la que es y no es,
que es la vida,
que se tiene apenas en la ternura de mi oído sordo,
y en la punta de mi mano que hace y no hace,
tiempo muerto mi vida no nacida.

Yo no sé:

¡Maldita humanidad!...

jesus hernandez.