El alma de un inocente
se eleva, se entremezcla
entre nubes y estrellas,
levita, entre el azul y el gris
queriendo expresar su querella,
y en el grito de su silencio
en su denodada quimera,
deja escrito, en vahos de hielo
su clamor, por una paz eterna.
Allá, más abajo
sangre de su sangre, vagando,
temerosos, siguen buscando
un padre, un hermano, una madre,
ya no están, se han marchado,
la bestia gris de acero, los ha arrebatado,
entre fuego y polvo inerte
solo el sollozo ha quedado.
Un Dios omnipotente
alza sus brazos, extiende sus manos, no basta
para la injusta guerra
entre hermanos, entre humanos,
la sangre se derrama, saciando
la vil sed del poderoso,
no mueve ni fibras ni entrañas
de malvados corazones, maliciosos.
A lo lejos, se escucha un murmullo
como tierna flor, cual capullo
abre a la humanidad, su clamor
por una eterna paz en el mundo, y su amor.
Autor: Jorge Aimar Francese Hardaick (Argentina)
Derechos reservados del autor (*)
Blog "Mis Pensamientos" 24-11-2015
http://crisfacu.blogspot.com
(Fotografía y video tomados de la web)
- Autor: Jorge Aimar Francese Hardaick (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 24 de noviembre de 2015 a las 19:04
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 16
- Usuarios favoritos de este poema: sanzsant
Comentarios1
Buscar la paz del mundo no es una utopía, es una oportunidad de ser hermano de esta especie maravillosa que ama la guerra.
Estimado y apreciado poeta Efraguza123, con todo respeto y perdone mi ignorancia, le pregunto con humildad por vuestro comentario... ¿habrá querido decir: "esta maravillosa especie que ama la ""Paz""?... (no la guerra). Un cálido saludo.
Hobbes decía que el estado natural del hombre es la guerra. Es una contradicción, de las muchas que tenemos los humanos.
Gracias por tu aclaración estimado Efraguza123. Cálido abrazo.
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.