Muere el día, y llevo tus ojos en la guarida de mi pupila.
Me ciegan y encandilan, como el faro
inmenso en un océano minúsculo.
No sé si mi día es muy largo para extrañarte.
Porque en la noche, mi tiempo es breve para evocarte.
Me acuesto a un lado de tu cuerpo y
me levanto en el crepúsculo de la inmortalidad.
Levántate conmigo del sueño al firmamento.
Ven amor, bailemos la danza de este baile infinito,
como el eterno vals de los astros, enamorando a la luna.
Comentarios1
Nunca había leído nada tuyo, y realmente este poema es precioso. Enhorabuena
Saludos
Carlos
Gracias Carlos! Eso anima a seguir escribiendo...
Que pases un feliz domingo
Saludoss
GRacias por tu amistad; en este lugar somos muchísimos, y apenas te queda tiempo, pero intento leer a todas la pesona s que puedo, y cuando encuentro verdadera poesía y buen hacer en las letras, la verdad es que me gusta mucho estos hallazgos; te seguiré leyendo amiga, eres muy buena.
SALUDOS dessde Oviedo, esto es si que es una ciudad gótica, la cate dral es su emblema más gótico y llena de poesía.
Carlos
Gracias Carlos un placer contar con tu amistad,
somos muchos escritores y te agradezco tu tiempo al leerme,
por aqui seguiremos compartiendo algunas letras...
Hermosa catedral de Oviedo, espero algun dia poder visitarla
Saludos afectuosos
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