Mientras veía tus pasos alejarse
-como indicando el fin del día-
mi mirada te perseguía
cumpliendo así con un deseo.
En el tiempo iba cada paso,
andando sobre las estelas
o dibujando el recuerdo
del beso que incendió el ocaso.
Y mi corazón corría veloz:
se creía un caballo
a paso de galopes y golpes
fuertes dentro de mi pecho.
Sentía la angustia presente
de los años, de escribir
canciones o tan sólo versos.
Los semáforos en rojo me
detenían y también el magnetismo
de donde estuvo posada tu sombra.
Besos de canela que he probado
Pero ninguno que fuera
dulce en mi memoria.
Y apurado por memorias seniles
se volvieron veloces mis pasos.
Las calles se iban acortando como
el tiempo en que se acortó el día.
Tenía que llegar a la casa mía
para grabar mis recuerdos
en otra memoria.
Y el beso que me diste,
entonces, se convirtió
en nuestra historia.
A Yelenis Torres Cerpa, Domingo 19 de Abril de 2015
- Autor: Asherom (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 4 de diciembre de 2015 a las 01:23
- Comentario del autor sobre el poema: Cada primer beso es único: ya sea por la inexperiencia, expectativa, sorpresa, lucha... Cada primer beso se marca en el recuerdo que se pudiera considerar eterno. Los demás besos son solo para clavar más profundo al primero.
- Categoría: Amor
- Lecturas: 90
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