Aparentando estar rendida
postrada la muerte ante la vida
en su faz hueca a carcajadas reía
con una mueca burlesca y sombría.
Con una fatal herida
la vida se desvanecía
¡mendruga muerte!
irónica decía a la vida
veamos ¿quien es más fuerte?
¿tú, ahora escasa vida
o yo, la triunfante muerte?.
Din, dan, el doblar de las campanas
un toque grave, un toque agudo
van abriéndose las ventanas
ante el paso del féretro,
de dolor, en la garganta un nudo
por quien luchó con la muerte
pero que vencerla no pudo.
Malvada, muerte infeliz
a su antro ya regresa
a esperar de otra alma su desliz
para convertirla en su presa.
Lebusla
Derechos Reservados
Comentarios3
Claro, es algo irrenunciable e indelegable, es un momento culminante que nos acecha a cada segundo como un péndulo, pero, mientras tanto, debemos amar la vida.
Gracias por su comentario. Saludos.
La muerte no avisa, la muerte no llama, simplemente nos lleva cuando la vida se acaba, y Dios nos lleve a la gloria después que hubo pasado, la muerte no tiene día cuando nos duerme a su lado.
Muchas gracias por tu sentido Poema, Poeta Lebusla.
Con mi cariño
*Diluz
Gracias estimada poetisa, por su interesante reflexión sobre la irrenunciable muerte. Saludos.
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