Letras a una pasión inusual
Hace poco encontré una imagen de esas que contienen una frase en una red social, decía: “Los Budistas dicen que si conoces a alguien y tu corazón late con fuerza, tus manos tiemblan y tus rodillas se vuelven débiles, no es la persona indicada. Cuando conoces a tu alma gemela, sientes calma. Nada de ansiedad. Nada de agitación”. Y yo me preguntaba al recordar cuando llegaste a mi vida ¿Y si existe una persona que me hace sentir las dos?, tengo que decir que discrepo con la teoría de los budistas. Necesariamente voy paso a paso en ese pequeño cuento que escribimos algún día, o por lo menos yo, el día que te conocí, mi cuerpo se movía como gelatina, estabas sentada en una silla y yo procuraba no mirarte y a la vez ingeniaba en mi cabeza alguna forma para saber así fuera tu nombre, y si logre saberlo, en redes así mismo donde encontré aquella imagen, te busque, te encontré, pero yo no marque tu vida de impacto como tú la mía y no obtuve respuesta. De pronto sin más ni más un día regresaste a aquel bonito lugar en el que te vi y por supuesto tenía que hacer algo, aun no podía creer como mi cuerpo no se controlaba, sin querer encontré la mejor manera de que me hablaras y si aquella noche obtuve respuesta, yo no esperaba a alguien (Creo que me he estado escondiendo) pero no podía detenerme ante todo lo que sentía cuando te hablaba, cuando me respondías o cuando tus mensajes muy a la madrugada me despertaban y me dejaban con una sonrisa el resto del día, aun intentaba ser paciente (queriendo estar cerca de ti), si eras la mujer que me movía el mundo pensé que posiblemente valía la pena intentarlo, lo intente con todo, realmente sentía cada vez que me decías que “necesitaba más calma” pero no podía, realmente no supe cómo detenerme, decidí apartarme un poco y obtener paz, en mi cabeza estaba el día mas importante de mi vida y la mujer que deseaba de manera impaciente.
Un tiempo después necesitaba de ti, un almuerzo, una salida, algo, pero quería verte, saber de ti, tenía todo para intentarlo de nuevo, y de un momento a otro paso la cosa mas extraña, una noche totalmente inesperada, sentirte cerca, ver como descansabas, todo fue tan irreal, aunque sabía que me encantabas como mujer y tenía un deseo carnal un poco irracional contigo, esa noche todo fue paz, no podía dejar de mirarte, no podía dejar de acercarme a ti, únicamente, para sentirte cerca, a veces, el sueño me vencía, pero recordaba que estaba ahí, a tu lado y solo despertaba para verte, esa noche comprobé que dedicarte esa canción (¿Si tu quieres?) realmente era lo que sentía, es en ese justo instante cuando no puedo compartir la teoría de los budistas, temblaba toda mi vida teniéndote cerca, una y otra vez, solo con saber que te vería o solo con que me hablaras, pero en esos momentos también me llenaba de paz estaba en calma y solo pensaba en no dejar pasar ese momento, pero siendo sincero jamás supe que sentías por mí, lo repito creo que mi presencia jamás afecto tu vida, como tu presencia afecto la mía, tanto así, que me di cuenta que no sabía cómo comportarme cerca a ti, no tenía la menor idea, quería abrazarte y darte un beso, sentirte, vivirte, pero a la vez me conformaba con estar cerca a ti, con verte sonreír, con escucharte.
No supe como amarte, creo que deseaba eso con tanta fuerza que a la vez no sabía cómo detenerme. No sé si me arrepienta por escribir esto, no sé si lo leas, pero solo quiero que sepas que fuiste el deseo a lo imposible más inaudito y lleno de paz que jamás imagine sentir. Si, así de extraño muchas palabras con significado diferente y todas llegaban a ti.
- Autor: Aromsocial (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 15 de diciembre de 2015 a las 00:50
- Categoría: Cuento
- Lecturas: 59
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