He perdido mi retrato. Lo he perdido. Fui al bosque y ya no me palpo el rostro: mi nariz, mis pómulos, esas cabezas de rana a cada lado de mi cabeza que con unas largas lenguas cazaban los sonidos. Tampoco hallo mi cuello, paso las manos libremente de un hombro a otro hombro. Ahora he perdido mis dedos, o ya no recuerdo si eran garras, o trozos de paja. Ahora tengo los dedos verdes de los árboles, y a través de ellos me entran los cálidos rayos de sol. He perdido tantas cosas, tantas, lo he perdido todo, una especie de consciencia colectiva piensa por mí, y ahora sé que debía perderlas, que yo lo quería, que siempre lo he querido. Porque ahora puedo permitirme cosas grandiosas, porque ahora puedo caminar sobre esos espejos que la lluvia inventa, porque ahora puedo ser barro, ser el latido de un corazón húmedo y denso, intenso y apacible y mágico. La magia no existe. Yo tampoco. No me importa. Reconozco que soy insignificante en este incendio y me deshago al compás de sus lentas respiraciones, concentrándome en el canto de los guardianes del cielo. Es un asunto de vida o muerte.
Mar.
- Autor: Bar Literario ( Offline)
- Publicado: 15 de diciembre de 2015 a las 18:37
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 164
- Usuarios favoritos de este poema: Sara (Bar literario), Alejandro O. de Leon Soto, shoss
Comentarios2
Sintaxis poética de excelente gusto....lectura buena...
Saludos.-
Gracias!
Si... Me gusta.
Entiendo más su significado.
Me alegra que te guste, ¿qué significado le ves?
Es la forma de rodear de bellezas, lo que a simple vista puede pasar inadvertido.
Un abrazo Mar.
,
Buena interpretación 🙂
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.