En un precipicio su alma va que grita
sin un son que toque, ni siquiera pita
y recorriendo absorto en su hirsuto viaje
hacia aquel destino, donde está su cita.
Con un pensamiento que leve suscita
mirada cabizbaja hacia aquella tarde
otea el ocaso y cree que lo imita
como si largase triste sin su farde.
Llegado el alba cree que resucita
y aquel abismo en que ayer se precipita
se cubre de niebla y sintiendo la noche
reza temeroso y pide a Dios lo guarde.
Lebusla
Derechos Reservados
- Autor: Lebusla (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 17 de diciembre de 2015 a las 18:08
- Categoría: Triste
- Lecturas: 48
- Usuarios favoritos de este poema: nelida moni
Comentarios2
Cada cual enfrenta el borde de la caída es el momento de pedir a Dios la amistad debida, ya que el que menos cree al borde teje una manta de súplicas,
n abrazo precipitado.
Gracias, creo que Ud. cree y cree en que el rezo o la oración son necesarios, no necesariamente se debe estar al borde.
Saludos.
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