Es inútil;
no me despertará la mañana
ni el goce de la noche me traerá su calma:
estoy hecho de trincheras,
de incendios tan distantes que parecen pequeñas jugadas
al borde del universo.
Soy opaco a los guiños de la vida;
no conmueven mi pesada sustancia los relámpagos que braman la tormenta.
Así he pasado los años.
La ciudad que tanto amé ha quedado cercada,
como una barca a punto de caer:
alguien se apodera de ese pájaro que rompe el sol y seduce.
Yo vi el amplio corredor de estrellas estampado en la distancia,
me interné en la selva entreabierta
a esperar el sermón a los muertos,
las brasas de cada despedida.
Obtuve, sí, la sorpresa de mi fuga en tránsito,
y el calendario de agua visitado por el tiempo.
Sospecho que algún ángel brotó su cuerpo en inhóspito camino,
y me baña de color hasta sangrarme.
G.C.
Direc. Nac.del Derecho de autor
- Autor: GuillermoO (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 19 de diciembre de 2015 a las 10:35
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 41
- Usuarios favoritos de este poema: Alejandrina
Comentarios1
Hola, querido amigo. Vos, como casi siempre, cantando tristezas. Recibí un fuerte abrazo.
hola, cómo estas? sí, es cierto, he sido un niño triste, un adolescente y joven triste, y soy un adulto desposeído... qué le bamo a sé !
Gracias por tu comentario,
abrazos
Guillermo
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