La Estrella

¿Qué haces afuera amado mío? ya es tarde y el día termina.
Querida ¿Ves aquella estrella que al cielo ilumina?
Sí amor, la veo, brilla más que las demás.
Esa estrella es mía, está llena de esperanza y Paz.

¿Por qué dices eso esposo mío? cuéntame la historia.
Mi madre decía que hace mucho tiempo en la distancia
esa estrella nació, guiaba a unos magos en la noche bella,
los llevaba hacia un niño, a él pertenecía la estrella.

Ese niño vino a traer paz y amor a la humanidad
y la estrella iluminaba al mundo y lo llenaba de humildad,
cuando ese niño creció empezó su labor de amor
sanó a enfermos, ciegos y leprosos, y al hambriento alimentó.

Amaba a los niños y jugaba con ellos y los bendecía,
también amaba a sus amigos, una vez lloró por uno que moría,
era gentil con su pueblo y firme para defender al débil,
no había hombre más íntegro que este nazareno flébil.

Pero extrañamente los de su pueblo lo rechazaron,
lo escupieron, lo insultaron y lo golpearon
fue tanto su dolor que lloró amargamente,
pero nunca se quejó y los miró tiernamente

Lo juzgaron en secreto de manera cruel
sin darle ningún derecho de poderse defender,
al final del juicio muchos lo repudiaron
y en su ceguera con crueldad lo mataron.

Sus últimas palabras fueron de amor hacia ellos
pidió el perdón para todos, porque eran como niños pequeños,
el cielo lloró inclemente, y parecía que a Dios mismo le dolía,
pero escuchó a su hijo y les concedió lo que él pedía.

Mi abuelo un día vio la estrella y el nazareno apareció
le dijo: "Pedro la estrella es tuya", con cariño se la concedió,
le pidió que le dijera al mundo que no se olvidara de la caridad,
que amaran a su prójimo para que reinara la felicidad.

Muchas veces mi abuelo fue repudiado, pero seguía caminando,
antes de morir le regaló la estrella a mi madre y seguía brillando,
con el tiempo me la regaló a mí y quise compartir su luz,
pero pocos tienen esperanza, y pocos tienen fe en el niño Jesús.

Si tan solo abrieran su corazón, si su Espíritu fuera contrito,
podrían tener la paz tan anhelada, si tuvieran fe en el Cristo,
se acabarían las guerras, las envidias y las hirientes mentiras
no tendríamos angustias ni dolor, sino amor real y sin medida.

Ahora estoy viejo y debo hacer que la esperanza continúe,
que la estrella brille, que el mundo no quede en incertidumbre,
la estrella se la daré a mi hijo, el continuará mi legado
recordando al mundo la caridad, pues no hay mejor regalo.

Amado mío ¿Qué pasa si no hay estrella? ¿La esperanza morirá?
No te preocupes querida, si hay alguien que la reciba esta brillará,
mi hijo se la regalará a alguien más y el amor vivo seguirá
los hombres la necesitan, la humanidad esperanza tendrá.

¿Y cómo estás tan seguro de eso? ¿Quién te lo dijo?
Solo lo sé, no hay explicación, tengo fe en el hijo
y pronto vendrá nuevamente y nos llenará de bendición inmensa,
solo hay que recordar su sacrificio de amor y aceptar la estrella.