Besa a la niña,
que es de noche y la sombra de la cruz
oculta tus manos.
Sus senos ya dan miel, monstruo sanguinario;
nunca el silencio será buen testigo,
tampoco el rechinar del parque oxidado.
Besa a la niña... con colmillos; es tu primera vez,
pero no la suya…
Entonces, ella te besará a ti
y, de ahora en adelante, serás, monstruo,
también esclavo…
de inimaginables y deliciosos absurdos.
A más de cien metros mueren
santos y mártires...
Todas las noches de locuras inician.
Tú, ¿qué harás?
- Autor: Strain (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 28 de diciembre de 2015 a las 01:45
- Categoría: Surrealista
- Lecturas: 72
- Usuarios favoritos de este poema: De Sol y Luna, Diego Nicolás García Contreras
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