Tengo el alma desnuda. Tengo tierra en mis tobillos de tanto andar por un camino de tempestades.
Ante mí se despierta un precioso tesoro que me guía en las tinieblas de la existencia. Gracias al arte entendemos la vida. No somos nada.
Mi amargura desaparece al contemplarte. La vida es un aliento, un suspiro del que quisiera apoderarme.
Ante la rueda del destino me resigno, sabiendo que llevo en mis humildes bolsillos un billete sin retorno.
Serás la melodía que suene con cada acorde de mi guitarra. Serás la semilla que perdure para siempre en las vagabundas horas de mi melancolía.
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