He retirado mi espalda de la cama con la fuerza de un impacto enardecido, escuche el llanto agudo de un celular, el sonido nacía del lugar más escondido de la casa. Mis piernas caminantes fraguáron su camino y la bañera me tumbé en reposo. El agua corrió por mis viseras, primero abrió paso por la lengua luego la garganta la tomo y luego el alma me la robo. Que sed tan ansiosas, como la de los leones después de haber devorado una cebra. Que delirio consiente el que me aborda, si tuviera la magia de sacarme la conciencia lo haría. Que oscura que son las palomas de noche, son tan tenebrosas, parasen tinieblas convertidas en carne. Los perros se acuestan feroces, algunos con suerte, otros en la calle, moribundos. Siento como la luna cae haciendo sonar los gallos a voz en pecho. Siento como el sol se anuncia como un rumor a lo lejos. Los gritos vuelven en la mañana. El estrés penetra las vértebras. El apuro da su paso en falso, el ayer se va llorando en la mañana mientras el café calienta el espesor, y el pan se hincha de miga a miga.
- Autor: Anthony sacc (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 1 de enero de 2016 a las 17:13
- Comentario del autor sobre el poema: Cuando la ansiedad se apodera de uno en el día, hora, recuerdo y más. Pero en el momento insospechado.
- Categoría: Espiritual
- Lecturas: 24
- Usuarios favoritos de este poema: Maria Hodunok.
Comentarios1
Que buen relato de un despertar, poeta.
Perfectamente dibujadas esas imágenes en tus letras.
Escribís muy bien, joven poeta.
Cariños de amistad.
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