Mi madre comía tierra.
Metía en su boca oscuros terrones,
y los deglutía.
Lo he dicho.
Luego volvía a masticar
y nos daba en la boca, disuelta en su saliva,
a mi hermanita y a mí,
una pasta imposible que tan pronto tragábamos
como vomitábamos.
Nos dejaba en una cama sin sábanas,
y se iba.
Nos levantábamos;
íbamos hacia donde estaban nuestros vómitos,
y jugábamos con ellos.
Hacíamos círculos con una pajita
en el charquito.
(Nuestro juguete,
nuestro pobre y escabroso juguete.)
Vendía su cuerpo en la calle,
ella, nuestra madre.
Estaba enferma, sucia, y era fea.
No volvía a casa esa noche,
aunque en su paseo no encontrara a nadie.
Mi hermanita y yo
tampoco encontramos a nadie.
G.C .
Direc. Nac. del Derecho de autor
- Autor: GuillermoO (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 1 de enero de 2016 a las 19:38
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 53
Comentarios2
Querido Guillermo, una historia triste, pero es seguro que ocurren muchas historias parecidas, literal o alegóricamente. Que estés bien, es mi deseo. Un abrazo.
Gracias por haberte detenido a leer mi poema/cuento ; el tuyo es el unico comentario que he recibido, gracias.
Estoy bien; eso espero de vos.
abrazo, buen año 2016
Guillermo
Es lo mas crudo de la miseria que he leído por aquí. Conmueve. Pone triste. Ojalá todos pudiéramos leerlo en los rostros de quienes la padecen.
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