La permuta o la leyenda
del Yaci-Yaceré
Yo era un niño de cuidad pasando sus vacaciones en el campo,mis aventuras con bill siempre me dejaron este dilema ,cambie mi forma de ver los días .ademas de las aventuras con el maestro del campo, seguía en mi estas ganas de continuar siendo por algunos momentos ahun aquel niño en estos días me había hecho amigo de un chico, Tito, que viva del otro lado del Río. Pasábamos las tardes jugando a las bolitas, que yo siempre ganaba y a los carozos, en lo que el era mas hábil .Cuando nos cansábamos nos poníamos a escuchar discos en una victrola de cuerda que su tío le regalara.
Uno de esos días, Tito, que siempre había codiciado mi cortaplumas suizo, me hizo una propuesta: -Raúl te propongo , cambio mi victrola por la cortaplumas.
Por supuesto ! Pensé que Tito, a pesar de mayor, era más tonto que yo .Lo que me ofrecía debía valer tres o cuatro veces más que mi cortaplumas
Esa misma noche, con aires de inocente, le conté a Bill sobre la propuesta recibida. El me miró detenidamente y me dijo: -Sé que sós grande y podés tomar tus propias decisiones, pero antes quiero contarte una antigua leyenda india.
-"Entre los guaraníes ,las viejas cuentan la historia de un indiecito de unos seis años ,llamado Gurú, que quiso hacerle un regalo de cumpleaños a su madre.
“ En el claro del bosque donde vivía ,en un alto, algo alejado del río para evitar las inundaciones ,no encontraba nada digno para darle . Por mas que pensaba y repensaba no sabía como resolver su
problema, ya la fecha se aproximaba y el, de manos vacías, comenzaba a desesperarse .Fui entonces que recordé que una vez, junto al río , al ver una flor de irupé , su mamá le dijera que nada en el mundo podía ser más bonito que esa flor . Gurú contento por haber encontrado finalmente la solución para su problema, sin hesitación, esa misma siesta, se dirigió hacia el río."
"La costa entera, hasta cincuenta metros río adentro, estaba cubierta de camalotes y a esa distancia de la orilla, donde comenzaba a verse el agua, varios irupés, como gigantescos platos hondos de esmeralda, flotaban sobre las aguas barrosas, brillando con los rayos del sol en el ocaso. Entre ellos uno, recién florecido, era como un imán para los ojos maravillados de Gurú".
"El niño avanzó sobre el camalotal casi sin mojar sus pies debido a su poco peso y con un salto cayó sobre el mullido lecho de la planta .Su impulso, sin embargo, fué lo suficiente para que el irupé se separara del camalote y, con Gurú encima, comenzara a ser arrastrado por la corriente. Cuando se dió cuenta, ya con la flor en sus manos, era tarde. No sabía nadar y las aguas, cada vez más impetuosas, lo arrastraban río abajo .Cayó la noche, Gurú, dormido sobre la barca improvisada, con la flor en sus manos, perdió toda noción de tiempo o de distancia".
"En la mañana siguiente la planta estaba recostada sobre una orilla y Gurú, al despertar, pudo saltar a tierra nuevamente. Viéndose así, solo y perdido en el medio de una floresta desconocida, desconsolado, comenzó' a llorar, como los indios lo hacen, sin estridencias, no para los otros si no para sí mismo, reprochándose por ser el único responsable de su desgracia que le impedía entregar el regalo para su madre".
"Recorriendo sus dominios, que son los montes, entre los árboles próximos del niño, andaba el Yací Yaceré, un enano maligno, siempre en busca de los chicos perdidos en la selva para hacerlos sus esclavos. Al escuchar los sollozos de Gurú , sigiloso, se acercó hasta donde Gurú , acurrucado entre las hierbas altas de la costa, intentaba esconderse . El Yací, que es capaz de ver entre las plantas, como si fueran tules, salto rápido en su dirección para agarrarlo. Sin embargo, al ver la belleza de la flor que Gurú sostenía contra su pecho, el también subyugado, le propuso: -"Si me das esa flor te prometo llevarte de vuelta hasta tu casa, en caso contrario deberás ser mi criado para siempre".
"Gurú sabía que la flor ya no le pertenecía, era de su madre, su regalo, el mejor que había podido encontrarle y entonces, a pesar de su miedo, prefirió sacrificar su libertad y no la flor, púes en ella sacrificar su libertad y no la flor, púes en ella, lo intuía, estaba contenida su alma".
"El Yací Yaceré, despechado por la negativa, se abalanzaba ya sobre el para tomarlo, cuando la flor, en un relámpago, extendiendo sus pétalos y su tallo, mágicamente, se transformó en libélula gigante y se lanzó a volar, transportando a Gurú' sobre su dorso, por encima de árboles y lagunas, cada vez más alto y más a salvo del Yací, que los miraba, atónito e impotente, alejarse".
"Gurú, extasiado, vio los campos y los bosques pasar rápidamente bajo sus pies hasta reconocer en un claro entre los árboles, su propia casa. La libélula posó junto a la choza y en ese instante volvió a ser flor, fresca y rozagante como antes, para que el niño, los ojos brillantes de orgullo, con un beso, la entregara a su madre".
Cuando Bill completó su relato permanecí callado .No eran necesarias más palabras para que yo entendiera. Un regalo no es meramente un objeto, ni pertenece a quien lo da o lo recibe, es un vínculo de amor entre ambos y no debe ser roto.
Al día siguiente, Tito quedó sorprendido cuando rechacé su generosa oferta. Lo más que pude hacer fue prestarle mi cortaplumas durante una semana.
- Autor: murua storni ( Offline)
- Publicado: 2 de enero de 2016 a las 17:33
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 84
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