En el principio…
era el verbo,
y el verbo era Atagujo.
Ahí en esa materialización de la nada
Concibió un pensamiento desolado,
inerme, huérfano, vástago.
En ese instante el tufo julcanero
se metamorfoseaba en la faz de las aguas.
La cordillera blanca y negra
se habrían cual muslos
deseables de musas indómitas, inhibidas y exóticas.
Entonces…
Catequil recompuso los retazos de historia ulterior
de este pueblo atragantado
en pucheros de ambrosías rurales.
Inclemente…
cargó el yugo de escabrosos sueños
apostados en los muros vivientes del agricultor
hechos de barro o pétreos vientos del Quinga
de donde emanó el ser julcanero
El hombre…
navegó en las fosforescentes cumbres
llevando consigo las ignotas teas del fuego,
para enrostrar cara a cara a Catequil
el germen de la lluvia, hecho luz.
- Autor: Ever Oblitas Bravo ( Offline)
- Publicado: 4 de enero de 2016 a las 16:51
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 33
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