Mis piernas trémulas caminan, nada sosegada mi ambición,
la hinchazón de mis ojos me ciega, no se a donde ir,
me veo perdida entre el olor del pecado y el del cardamomo,
me confunde el aroma de la oportunidad y la fetidez de la culpa
mezclada con albahaca.
Demasiados olores para una congestionada naríz
que solo conoce la mística fragancia original.
!Que alguién me guíe!
El silencio del profeta me inquieta, équilatero o isóceles me da igual,
prefiero pensar en esta noche callada, que aunque se siente cálida,
es muy solitaria.
Ya nadie pasa por aquí, este camino nadie lo toma,
dicen que todos lo evitan porque solo deambulan muertos.
el viento sopla fuerte, cada vez es mas frío,
la luna llora en silencio y de un árbol, un búho muerto ha caído.
Nadie entenderá nunca la paradoja.
Una vida no bastó para aclarar la duda y una vida no bastará para entender
el dolor de la que está dando a luz, ni bastará para imaginar el suplicio de la estéril,
solo una vida no bastará, pues la necedad es mas necia que la misma tos.
Por eso, quien no ha vuelto de la muerte que mejor ya no regrese,
que se quede solo en su tumba quien a la vida le teme,
porque ésta vida pertenece a los vivos, como al descuidero pertenece ya mi quimera,
y mis letras atañen solo a quien habita aquella ciudad de corrientes.
- Autor: Erika Mendoza (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 7 de enero de 2016 a las 22:01
- Comentario del autor sobre el poema: Ciudad de corrientes, lugar donde el deseo y la culpa se unen y dan a luz al amor, quien a muy temprana edad, enfrenta situaciones lamentables que lo hacen caer y mantenerse en una larga agonia.
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 56
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